Introducción
En casi todos los países de Latinoamérica los gobiernos han impuesto desde hace años las máquinas fiscales, compuestos entre otras cosas por microchips inviolables, máquinas que se añaden a una impresora o a una caja registradora, tienen la característica de registrar las transacciones efectuadas y pueden ser revisadas en cualquier momento por los inspectores fiscales. Hay dos tipos de Máquinas Fiscales: las cajas registradoras y las impresoras. (1)
Venezuela no escapó a este modismo innovador que procuró reducir la evasión fiscal. Las máquinas fiscales deben cumplir con una serie de requisitos legales, y es el SENIAT, quien aprueba los diferentes modelos que presentan los representantes o fabricantes de estos equipos antes de ser comercializados en el mercado nacional.
Su creación fue concebida en una época donde las tecnologías de la información no habían alcanzado la madures y presencia en todas las actividades humanas vigente en la actualidad. Por lo que su exigencia evidencia grandes debilidades, pérdida de efectividad para lo que fue creada y elevados costos de implementación.
Débil control fiscal desde su emisión
Su uso y forma de uso está supeditada al contribuyente, quien es él quien decide si factura o no. A su vez puede decidir libremente el precio, la cantidad y si está gravado o no con el IVA. Condenando irremediablemente su efectividad desde el principio.
Esto se ha puesto de manifiesto abiertamente en Venezuela en una diversidad productos, en especial los regulados. Una cosa es lo que dicen las facturas en cuanto al precio, y otra, muy distinta lo que pagan los distribuidores o tiendas por estos productos, determinados por el interés en mantener sus negocios operando y por alcanzar lucrativas ganancias, los compradores son parte complaciente del juego.
En tiendas que ofertan productos exentos/exonerados por “comodidad” o conveniencia fiscal, los productos gravados por el IVA, terminan descritos en la factura como no gravados.
Débil control fiscal por el lado del cliente
Lo clientes en su mayoría, por lo que compran o por la falta de interés fiscal al no ser contribuyentes, no tienen interés por la factura o recibo, para ellos, lo principal son los bienes y servicios que reciben y su forma de pago. Evitando que se establezca un control aparentemente natural por el lado del cliente al exigir facturas de lo que están comprando.
Las maquinas fiscales y sus elevados costos
Las maquinas fiscales son costosas, y a raíz de la actual situación económica de país se ha vuelto prohibitivo su adquisición. Esto acarrea por los menos tres graves problemas:
Primero, la mayoría de los negocios son pequeñas empresas que no disponen de los recursos suficientes para adquirir una máquina fiscal cuya única utilidad es cumplir con un requisito fiscal para evitar o reducir una supuesta evasión fiscal. Es sin duda, una distracción de cuantiosos recursos que bien pudieran orientarse para mejorar las operaciones de los negocios. Así por ejemplo, un emprendedor que monta una peluquería y logra pasar por los obstáculos de financiamiento y logísticos para alquilar un local en una zona comercial y adecuarlo modestamente. Con gran esfuerzo incorpora un par de sillas con sus respectivos equipos. Tendrá la más ingrata e injusta de las sorpresas, que todo lo invertido y su sueño de tener un negocio formal y próspero sea vea truncado por una legalidad estéril e irreflexiva. Al entusiasmado emprendedor aún le falta asumir una millonaria inversión, la compra de la máquina fiscal. Un equipo que no la agrega ningún valor a sus servicios y no atrae nuevos clientes. Solo es el precio para estar en la legalidad.
Segundo, para los negocios establecidos, la apertura de nuevas cajas para reducir el tiempo de espera de sus clientes, puede ser un proyecto de inversión cuantiosa y hasta desproporcionada por la compra de máquinas fiscales. Una razón suficiente para obtenerse y diferir la contratación de nuevos empleados.
Tercero, la lista de las actividades comerciales a las que se les obliga el uso de esta tecnología es muy amplio (3).
En conclusión el costo de la legalidad y el poco beneficio asociado , es un incentivo poderoso a vivir en la “libertad”, es decir a la informalidad.
Desventajas económicas
Esta tecnología y todo lo que ella conlleva tiene un costo social muy alto que estamos asumiendo sin remordimiento y sin reflexión en la peor crisis económica moderna de Venezuela.
Los equipos y sus repuestos son importados que demandan divisas. También requieren de un ecosistema de actores: fabricantes, importadores, representantes, talleres de reparación, contribuyentes, unidades dentro del SENIAT para autorizaciones y una legislación que da soporte a todo esto.
Su poca efectividad en la recaudación no justifica los costos asociados para los contribuyentes y menos para el Estado. Añade ineficiencia a la economía al distraer recursos importantes. Se privilegia a sectores a través de un marco regulatorio, los cazadores de renta: fabricantes, importadores, representantes y talleres de reparación de máquinas fiscales, como también, a una burocracia dentro del SENIAT que vela por la perpetuidad de este sistema tecnológico.
La imposición de la máquina fiscal en nuestra actual situación, sin duda, es uno de los varios poderosos y perversos instrumentos que frena la apertura de negocios formales, y, por lo tanto, sabotea el crecimiento económico.
La economía formal se ha reducido sostenidamente en los últimos tres años (3), pero paradójicamente la economía subterránea ha crecido, ¿cuánto?, no es posible saberlo. Pero si podemos observar nuevos canales de distribución de bienes y servicios que no se reflejan en los libros contables y donde muchos pican. Un mundo de complicidades, de vueltas y favores. Enriquecimientos económicos aparentemente fuera del alcance del Fisco Nacional y una corrupción en todos los ambientes de la vida nacional. Es en esta fiesta oscura y tenebrosa donde los protagonistas lucen complacidos e intocables, la máquina fiscal es tan solo un mueble viejo cubierto en un rincón oscuro de la sala, inútil, objeto de burla y de vituperios. Un parapeto nada más. Su suerte ya está echada.
Pero para desgracia de quienes están ebrios en sus sabias y corrompidas prácticas, ignoran que cada una de sus acciones está siendo silenciosamente registrada en la banca, esperando su descubrimiento, esperando ser la prueba fatal, definitiva y condenatoria que los incrimine.
Propuesta
El dinero digital. La mayoría de las operaciones en Venezuela son realizadas por la banca electrónica, y por azares del destino, Venezuela entra forzosamente a la economía sin billetes. A una bancarización obligatoria para sobrevivir a la ausencia de papel moneda. Lo maravilloso de todo esto son sus frutos sin precedentes en nuestra historia. Un rastro indeleble. Una huella digital de lo que pasó, cuánto y cuándo pasó, de quién vino y a quien se fue. Como un milagro inesperado de no saberse nada a saberse todo, el fin de los secretos. La era de la transparencia. El fin de la fiesta. Una especie de redención.
Producto de esto, es posible crear un sistema sigiloso, incorruptible, que no acarrea costo alguno a los contribuyentes, ahorre divisas a la nación, justa y fiable. Y que a raíz de la ausencia de efectivo físico, hace que su eficacia sea maximizada.
La banca pasa a ser una gran mina de datos que debe ser explotada por la Administración Tributaria. Se podrá extraer información ordenada, consistente, irrefutable a través de algoritmos informáticos sobre los ingresos de los contribuyentes para luego ser cotejados con sus declaraciones y contabilidades. Nadie podrá escapar a la tiranía de las máquinas y a los algoritmos. Revisiones 24/7, por incansables máquinas programadas que evitarán la vil burla de quienes les gusta estar fuera del sistema. Esto ampliará exponencialmente el universo de contribuyentes, sin mencionar las recaudaciones que se alcanzaría y la merma de la corrupción.
Dentro de esta propuesta la factura solo tendrá un valor probatorio para contribuyentes que requieren descargar sus costos y gastos. Para quienes sean asalariados cuyos enriquecimientos sean netos, las facturas no tienen ningún interés fiscal, solo para efectos probatorios entre quienes participaron en la negociación para el caso de reclamos o garantías, entre otras cosas cuando así lo requieran. En todo caso, el control fiscal no reside en el actor cliente, sino el hecho mismo de la operación, el dinero que pasa de manos, o mejor dicho, de cuentas. Y es exactamente esto último a lo que se deben avocar sus esfuerzos.
La factura deberá ser un documento simple, digital o no, que podrá ser pre impreso o no. Se podrá certificar su fiabilidad por los pagos que se efectúen por la banca. Dejando en el pasado los anacrónicos controles de prenumeración de los documentos por impresas autorizadas y la posible incorporación de firmas digitales para las facturas digitales.
Esto ahorraría cuantiosas sumas a la nación en divisas. Reduciría la corrupción. Simplificaría las operaciones entre los privados y dinamizaría la economía. Y a su vez, permitiría a los negocios destinar recursos en la mejoras de sus operaciones comerciales.
Son muchos los beneficios con tampoco, beneficios que no son un lujo para el país, sino necesarios para buscar alivio a tanto males que nos oprimen.
Esperamos que la sensatez y la una buena voluntad política predominen y se pueda terminar con esta distracción de recursos que encarece los negocios y promueve la injustica tributaria.
El Estado requiere alcanzar equilibrios en sus cuentas fiscales. A través del inicio de esta propuesta se podrá solventar parte del déficit fiscal y quitar ese pesado yugo a los pequeños negocios que buscan estar dentro de la legalidad e incorporar aquellos que busca eludir sus responsabilidades fiscales.
Leonardo Márquez Velasco.
Fuentes
(1) https://es.wikipedia.org/wiki/Caja_registradora
(2) Providencia Administrativa del SENIAT N°/SNAT/2011/00071 8 de noviembre de 2011.
Excelente análisis se eliminan los dolores de cabeza de las regulaciones y normas sobre las facturaciones lo complicado de los controles y el gran esfuerzo horas hombres que conlleva a cumplir con toda esta normativa.
– El presidente de la comisión de política exterior de la Asamblea Nacional (AN), Luis Florido, afirmó que durante su estadía en República Dominicana le llegaron citaciones del Seniat y que en ese momento le transmitió a jefe de la delegación oficialista, Jorge Rodríguez, que no iba a acudir a los llamados.